¿Cómo manejar la propiedad de la vivienda después de una separación?

Gestionar la vivienda después de una separación o divorcio puede ser complicado. Es crucial conocer las opciones disponibles para tomar decisiones informadas que beneficien a ambas partes. En Habitalia te ofrecemos una guía para entender cómo manejar la propiedad compartida y asegurar una transición lo más fluida posible.

 

¿Cuáles son los tipos de divorcio?

  • Contenciosa: Cuando los cónyuges no logran ponerse de acuerdo sobre la separación, cada uno acude al juzgado con su propio abogado, presenta una demanda, y es un juez quien decide sobre los asuntos.
  • De Mutuo acuerdo: Existe un convenio regulador consensuado entre las partes, que incluye la liquidación de la sociedad conyugal y el uso de los bienes comunes. Este convenio regula aspectos como la custodia de los hijos y las pensiones. El acuerdo se presenta en el juzgado, los cónyuges lo ratifican y se dicta una sentencia que incluye el convenio regulador.

¿Qué es la disolución conyugal y su disolución?

Una sociedad conyugal es un régimen económico matrimonial que implica una comunidad de bienes y derechos compartidos entre los cónyuges, establecida desde el día del matrimonio.

La disolución de la sociedad conyugal ocurre cuando uno de los cónyuges fallece, en caso de divorcio o cuando se sustituye por otro régimen económico, como la separación de bienes.

El régimen económico más común es la sociedad de gananciales, donde a partir del matrimonio, todos los bienes y deudas se dividen equitativamente entre ambos cónyuges.

Los activos comunes en las sociedades de gananciales pueden incluir bienes inmuebles como pisos y locales, bienes muebles como coches y joyas, y capital como acciones, participaciones bancarias, planes de pensiones, fondos y dinero en cuentas bancarias.

Los pasivos comunes abarcan créditos hipotecarios, préstamos personales y préstamos no bancarios, como aquellos provenientes de familiares.

¿Cuáles son los 3 escenarios más frecuentes respecto a una propiedad en un divorcio?

 

  • No se quiere o no se puede adjudicar la vivienda a ninguno de los cónyuges y se decide alquilarla.

 

Ejemplos comunes:

  • Cuando la vivienda tiene una hipoteca elevada pendiente de pagar y no se puede afrontar el costo.
  • Cuando uno de los cónyuges no puede asumir el pago necesario para quedarse con la vivienda debido a su alto valor.
  • Si el valor de la vivienda ha disminuido significativamente y venderla en el momento actual resultaría en una pérdida económica.
  • Si la vivienda está ubicada en una zona de veraneo y se alquila durante el año, excepto en vacaciones o para el uso temporal de los propietarios.

Es importante prestar atención al plazo mínimo de alquiler, ya que según la Ley de Arrendamientos Urbanos, se debe decidir cada 5 años si se continuará o no con el alquiler, con un preaviso de 4 meses.

El convenio regulador se ratifica en el juzgado y culmina en una sentencia de divorcio, que es vinculante y obliga a ambas partes a cumplirla. Y si los cónyuges son copropietarios, ambos deben firmar el contrato de arrendamiento.

Si no se ha hecho antes, es recomendable preparar un acuerdo privado entre las partes para abordar aspectos no contemplados anteriormente y así evitar problemas futuros.

 

  • Se desea vender una o varias viviendas

 

No se realiza la venta antes del divorcio, pero se planea vender a corto plazo tras el divorcio.

  • Cuando uno de los cónyuges obtiene temporalmente la vivienda familiar hasta que se venda.
  • Cuando uno de los cónyuges obtiene el uso de la vivienda porque tiene la custodia exclusiva de los hijos, y se le adjudica el uso hasta que los hijos cumplan los 18 años.
  • Cuando la vivienda está alquilada y se debe esperar a que finalice el contrato de arrendamiento de 5 años para no renovarlo y poder venderla.
  • Cuando los cónyuges deciden esperar, ya que creen que la vivienda aumentará su valor en el futuro.

Esto implica establecer el precio acordado, definir el método de valoración en caso de no fijarse un precio inicial, determinar el procedimiento de venta (ya sea a través de una agencia inmobiliaria o con un contrato de exclusividad), y especificar el plazo requerido antes de considerar la reducción del precio de venta, así como el porcentaje o la cantidad de la reducción que se aplicaría. Esta precaución garantizará una transición más fluida y justa en este aspecto financiero del divorcio.

 

  • El cónyuge que recibe el derecho de uso y disfrute de la vivienda, tiene la intención de alquilarla.

 

Esta situación surge cuando se le concede el derecho de residir en la vivienda por un período determinado, especialmente si está a cargo de los hijos según lo establecido en la sentencia.

Sin embargo, si esta persona decide cambiar de domicilio o mudarse con otra persona y desea alquilar la vivienda, es importante tener en cuenta que el derecho de uso y disfrute es personal. Por lo tanto, perderá este derecho si decide residir en otro lugar.

En este caso, no está permitido obtener ingresos del alquiler sin el consentimiento de ambas partes. Es fundamental comunicar que la vivienda no puede ser alquilada sin el acuerdo de ambos cónyuges, ya que el uso y disfrute de la misma es exclusivo y personal.

Recuerda que el uso y disfrute de la vivienda es personal. Si planeas alquilarla tras la separación, asegúrate de contar con el consentimiento de ambas partes.

En Habitalia, te orientamos para tomar decisiones informadas en este momento crucial. Contáctanos hoy mismo para recibir asesoramiento experto. Tu tranquilidad es nuestra prioridad.

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